I 95
I 95
Nuestros viajes diferentes ...
Hace algunos años atrás, viajé muy lejos. Por primera vez en mi vida, el viaje era -ida y vuelta- completamente sólo. Quince días a USA, a gestionar algunos asuntos profesionales. También personales.
Los primeros días tuve una crisis bastante desagradable, la cual rápidamente me enfrentó con la realidad de ese viaje: nunca hasta ese momento había estado solo. Nunca había viajado solo en avión más que un par de horas, nunca había conducido vehículos en solitario más que algunas pocas horas, nunca me había alojado en otra ciudad, sólo.
Y había tardado más de 40 años en tener esa experiencia!
Por suerte (o quizá -mejor dicho- mediante bastante esfuerzo, autonocimiento y autocompasión), logré capitalizar esa encrucijada, conocerme un poco más y aceptar algunas cuestiones que evidentemente arrastraba y cargaba sin darme realmente cuenta.
El saldo del viaje, en todo aspecto, fue muy positivo!
Recomiendo a quienes aún no han pasado por una experiencia así, animarse y probarlo. Saldrán fortalecidos ...
Retomando la idea del título (la Interestatal I 95 de USA) que es en realidad el tema principal de esta entrada, resulta que estando yo viajando por esa importante vía de comunicación que de Norte a Sur (o visceversa) recorre el Estado de Florida, prolongándose luego mucho más al norte por la Costa Este; noté un claro paralelismo entre nuestras situaciones vitales, con lo que de ordinario ocurre en ésa y en cualquier autovía importante.
Así, es casi un hecho que en esas situaciones de mucho tráfico, o de viajes prolongados, conduzcamos nuestros vehículos en forma muy similar a como conducimos nuestras propias vidas.
Es decir, conducimos como lo hacemos con relación a nuestras situaciones vitales, en determinados momentos de nuestros viajes.
En efecto, si observamos el desenvolvimiento del tránsito en un determinado momento del recorrido (our Journey, dicen los anglo hablantes, que es la real imagen que quiero transmitir), de la carretera o de la vida; veremos gente que se conduce temerariamente, apurados por llegar a quién sabe dónde, cambiando una y otra vez de carriles rápidos a más lentos, generando riesgos para sí mismos y para los demás ...
Veremos también gente que conduce de manera muy conservadora ... siempre en el mismo carril y con extrema precaución si tiene que cambiar el mismo, o que adopta todos los recaudos posibles si decide salir a otra vía secundaria.
Advertiremos que nosotros mismos, en algunos pasajes (de nuestras vidas), hemos incurrido en conducciones temerarias o riesgosas; y otras no, en un manejo o conducción más conservador o cuidado.
Notaremos que algunos viajan en solitario y no les interesa, ni importa, absolutamente nada de los demás; y otros hacen el viaje con toda su familia. Viajan en tranquilidad, o peleándose ...
Y así, cuanto más miremos, más paralelismos ...
Y a todos, indefectiblemente, nos llega en algún momento el final del camino, el fin de la autovía o recorrido ... la conclusión del viaje!
A algunos ... sorpresiva y prematuramente, por algún accidente provocado por ellos mismos u otros, o simplemente porque sus vehículos dejaron de funcionar cuando se suponía que debían durar más.
Otros ... naturalmente y como conclusión de haber recorrido ya todo su camino, sin tener más viaje por hacer.
Unos pocos, sí sólo algunos, logran darse cuenta del frenesí estúpido de estas autovías de carreras de locos, y se bajan a tiempo para hacer su propio camino, a su aire, contemplando verdaderamente el paisaje que pasa y no regresa ... compartiendo esos momentos con los viajes de los demás ...
Que tu viaje sea así, pleno de conciencia de lo que estás recorriendo!
Dato de la foto: Miami downtown

❤️
ResponderEliminar