Las Puertas del Destino ...


 Nuestras vidas discurren, como el agua que avanza por la gravedad, por distintos cauces, quebradas, arroyos, ríos, etc.

Siempre avanzando hacia adelante, nunca regresando. Cuando nuestras vidas se estancan, igual que el agua, comienza la podredumbre, el mal olor, la sensación fea de la no-vida paralizada ...

El agua del rio fluye siempre, y -generalmente- nuestras vidas también.

Pero nuestras experiencias vitales, nuestros espíritus viviendo la experiencia corporal, no siguen el mismo parámetro de los ríos ... 

No.

El río tiene su avance ya predeterminado por siglos de recorrer el mismo camino, el mismo cauce, desde el mismo lugar y hacia el mismo destino.

Nosotros podemos elegir el cauce a seguir. 

Más aún, cada instante de nuestra existencia tenemos dos o más puertas para abrir, elecciones para hacer, caminos para tomar, rumbos que seguir ...

Una vez superado ese portal, automáticamente se presenta otro, y luego otro, y así sucesivamente, a cada instante de nuestras vidas. Constantemente estamos eligiendo unas opciones y descartando otras.

Nuestras vidas lucen, así, como árboles que se van dividiendo en ramas hacia el cielo de lo infinito.

Tomamos una bifurcación, y descartamos seguir por la otra; elegimos una puerta y otra no ...

Es el potente libre albedrío de la raza humana, que nos ha traído desde el polvo estelar hasta nuestros días.

Pero resulta que, es imperioso señalarlo, elegida una puerta o cauce para seguir avanzando, es de toda evidencia que quedaron en el camino otras puertas sin abrir, otros caminos sin recorrer, otras bifurcaciones que nos conducirían -definitivamente- a otros lugares.

A otras ramas diferentes del árbol de nuestra existencia física.

Desconozco si esos otros lugares serían mejores o peores que los que tenemos hoy día ... pero seguro son diferentes, con otras interacciones humanas, otras realidades, emociones, percepciones y entornos. Otros mundos ...

Esa es la razón por la cual, creo, se producen los deja vú... Esos momentos sorpresivos que nos toman de repente por asalto y nos hacen decir ... esto yo ya lo viví!

Creo sinceramente que esos momentos corresponden a cruzamientos de esos caminos y bifurcaciones; pues sin aviso previo alguno vivimos en nuestro cauce de hoy, una situación o evento que ya fue vivido en otro cauce; esto es, en el camino que escondía la "puerta de al lado" que no abrimos (nosotros, los que estamos aquí y ahora) en el pasado.

Quizás (quién podría negarlo, o afirmarlo?) esa puerta sí fue en realidad abierta ... sí fue iniciado ese cauce o camino ... sólo que no por nuestro hilo de conciencia que nos trajo hasta aquí y ahora.

Otra vida paralela? Quizá ... 

Otro hilo de conciencia una y otra vez tejido y entretejido por nuestras elecciones cotidianas de puertas y encrucijadas? 

Definitivamente ...

Por algo nuestras vidas se caracterizan por no tener un cauce único, pre-determinado como el de los ríos; sino que siempre van cambiando, se van acomodando, van recorriendo quebradas, montañas, valles y caminos que hasta ayer ni siquiera imaginábamos ...

Esta es, creo, la mayor belleza de nuestras experiencias vitales: el libre albedrío para encauzar nuestras vidas.

Ojalá tomemos plena conciencia cada vez que hacemos una elección, cada vez que abrimos una puerta y no otra, cada vez que tomamos una bifurcación y descartamos las otras ...

Pues esas puertas, marcan nuestros destinos ...

 


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