Ángel

 

Una imagen vale mil palabras ... Una palabra puede animar o lastimar. Un gesto sin palabras revela nuestros pensamientos interiores.

Como en la imagen, un espejo de nosotros mismos nos sigue todo el camino que recorremos en la vida...

A lo largo de nuestra existencia solemos tener experiencias insólitas, sorpresivas, totalmente inesperadas, o incluso absolutamente increíbles ... unidas todas por un hilo invisible de suerte, oportunidad, gracia, inspiración o ayuda etérea.

Muchas veces nos alegramos de salvarnos de un problema mayor por pura suerte de último momento, o encontramos abruptamente la salida a una situación que nos atormentaba durante bastante tiempo; e inclusive hemos salido -sin pensarlo- indemnes de una trapisonda o trampa grave que nos podría haber colocado en la ruina ... cuando no comprometer nuestra integridad física o vida misma.

Cuando nos sucede algo así, buscamos una explicación que nunca encontramos ... y terminamos atribuyendo el resultado salvador a la suerte, a la intuición.

Más allá que creo muy poco en la suerte como tal, si pienso que en esos momentos algo o alguien que nos cuida ha intervenido en los hilos del destino para preservarnos. Intervino para salvarnos de un mal innecesario, que no debíamos soportar ... ni estábamos en condiciones de afrontar en esa oportunidad.

Algunos lo llaman ángel de la guarda, otros divinidad; otros destino, karma, instinto, recompensa universal ... como quiera que fuese nombrado (los seres humanos amamos nombrar las cosas), es evidente que el destino fue alterado en esos momentos por algo o alguien que intervino en nuestro beneficio.

Gente que se ha salvado por instantes de morir en algún accidente, personas que a último momento no han suscripto convenios o acuerdos que les provocarían la ruina, viajeros que han perdido sus vuelos y se han salvado de morir ...

O, más cotidianamente, personas que han seguido caminos laborales o profesionales, o tomado decisiones en su ámbito privado sin seguir un razonamiento lógico, y por pura "intuición"; resultando luego expuesto el nocivo camino que del otro lado les esperaba ...

Estoy convencido que cada uno de nosotros tenemos asignado, durante un determinado período de nuestras vidas, alguien o algo que nos cuida y vela por nuestro destino vital hasta que nos encontramos ya listos y preparados para seguirlo sin esa "intuición", sin esa "suerte" inexplicable que nos ha salvado tantas veces en el pasado.

Lo he vivido en carne propia y sólo cuando caí en la cuenta de todas las oportunidades en que ese ser me había "salvado" o "inspirado" para determinado fin, sentí cómo quedó liberado, se marchó y ya no lo tuve ni percibí nunca más su presencia.

Había cumplido su función. Yo había madurado y recorrido el suficiente camino como para continuar sólo ... sin su cuidado.

Darse cuenta de esa presencia, y el enorme amor que nos prodiga casi anónimamente y sin que lo notemos (sólo lo advertimos cuando debe marcharse ya, porque estamos listos para seguir solos), es tan puro y gratificante que el resto de nuestras vidas le estamos profundamente agradecidos.

Superada esa etapa, miramos para atrás y lo vemos en cada encrucijada, en cada oportunidad en que éramos sometidos a algún peligro, en cada momento trascendental de nuestras vidas ... acompañándonos.

Re-significamos esos momentos y percibimos claramente su presencia en esas oportunidades ... y nos damos cuenta de nuestra ingenuidad al respecto, en cada uno de esos acontecimientos.

Somos muy proclives a dotar de formas humanas a todo lo espiritual que nos vincula con estas situaciones, pero creo que cada uno de nosotros tuvo o tiene alguien que cuidó -o aún cuida- de nuestros caminos.

Fue, o es, custodio de nuestro bienestar ... por puro amor y por la misión con la que aún permanecen por aquí.

Sólo cuando estamos preparados y listos para seguir solos, se marchan y advertimos -recién- que existieron.

Cada uno de nosotros lo tuvo o lo tiene aún.

Los invito a reflexionar sobre ese ser que nos ha cuidado, o cuida todavía ... Un pariente, un amigo, alguien o algo que ya no está físicamente, pero cuya acción y presencia detectamos con mucho claridad cuando miramos hacia atrás ... hacia esos momentos en que sin saber bien por qué o cómo, la suerte nos inspiró y cambiamos de rumbo ...

Darme cuenta de su existencia, me ha llenado -y llena aún hoy día- de orgullo, amor y agradecimiento ...

Miremos hacia atrás y veamos sus huellas en nuestros caminos. 

No siempre todo es hacia adelante ...

Algunas veces, necesitamos volver nuestros ojos hacia el sendero que nos trajo hasta aquí, mirar estas cosas, acontecimientos y acciones, y ser simplemente ... agradecidos.

   

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

La vuelta a casa ...

Nuevos hilos rojos

Encuentros