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Parásitos

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        Dice la sabiduría popular que todo cambia, todo está en permanente evolución, modificación, transformación. Como el río que fluye por su cauce, nada es igual al instante anterior.     Especialmente en lo referente a los movimientos sociales, las conductas humanas individuales, o incluso grupales; todo está en constante transmutación, variación. La historia de la humanidad así lo demuestra, y en los últimos tiempos también así se ha acelerado en un proceso exponencial.     Los cambios sociales, económicos o políticos que antes demandaban siglos, ahora requieren sólo pocos años. Se producen en lustros o -a lo sumo- unas pocas décadas. Asistimos de tal modo a la vertiginosa y líquida realidad social que a cada minuto se modifica, evoluciona, varía.     Pero en Argentina nunca nada es igual que en el resto del mundo. Los cambios y evoluciones de la humanidad, de las sociedades modernas, aquí no aplican. Hace años ...

Amamos imágenes ...

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             La inmensa mayoría de nuestras percepciones del mundo exterior, nuestras sensaciones sobre lo que sucede fuera de nosotros mismos, transcurren y se canalizan a través de la vista. Por intermedio de nuestros ojos: esos órganos tan fascinantes que -como si se trataran de elementos periféricos de nuestro CPU mental- captan las imágenes del mundo exterior y las convierten en señales y pulsos para que el cerebro las represente en nuestra psiquis.     Todo el tiempo están haciendo eso, cumpliendo esa función; salvo cuando estamos descansando o con los ojos "cerrados", que cesan los estímulos visuales de la realidad. Pero, no obstante estar con los ojos  inactivos, es muy común que igualmente nuestro cerebro continúe en forma casi constante con la proyección y representación de imágenes y fotogramas. Aún durmiendo o simplemente pensando o descansando ...     Quizá esa sea la razón del enorme éxito que han t...

Encuentros

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 Año nuevo, vida nueva. Así reza el dicho popular. En este año 2023 aún no había escrito nada, y un encuentro casual me motivó para reflexionar ... Asistimos cotidianamente a encuentros y des-encuentros. Coincidencias y desaveniencias. Compartimos, o no, experiencias y vivencias. Permanentemente suceden esos vaivenes en nosotros y con quienes nos rodean. La vida es así: encuentros y pérdidas. Hallazgos, retornos, evocaciones ... y también olvidos, pausas, destierros. Cuando un evento nos sorprende con la coincidencia que nos manifiesta otro ser, otra persona, experimentamos un sabor dulce y placentero desde lo más profundo de nuestro interior. Es como si fuera energía que fluye desde algún punto interno cuyo origen desconocemos, pero cuyos efectos sentimos con mucha alegría. En el lado opuesto de esa misma moneda, los des-encuentros nos pesan y abruman. Somos seres sociables que necesitamos interactuar. No siempre es así, pues en algunos períodos preferimos la soledad: pero más tem...

Recuerdos de guerras ...

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  Cada cierto tiempo nuestras vidas nos imponen períodos de re-acomodamiento, de re-ordenamiento de nuestras cosas, poniéndonos en crisis en nuestras comodidades cotidianas, sacudiéndonos de nuestras zonas de confort en pos de resignificar los pasados y recalibrar el futuro. No soy por esencia reacio ni alérgico a esas crisis que periódicamente se nos presentan, sino que por el contrario las agradezco con todo el corazón, porque aprendo muchas cosas de cada una de ellas. Así, cuando tenemos esos cimbronazos que nos desacomodan durante un tiempo, generalmente luego de un inicial camino nebuloso terminamos aprendiendo a conocernos un poco más (y mejor), aprendiendo también a conocer y re-conocer mejor nuestros entornos, y culminamos en las postrimerías de la crisis viendo con mayor claridad no sólo nuestros interiores sino también la realidad de la mayoría de nuestras relaciones más cercanas.  Es en ese agridulce proceso en que nos encontramos algunas veces, esto es en pleno tir...

Nuevos hilos rojos

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  Somos seres sociales. Desde que nacemos establecemos lazos, vínculos y relaciones con nuestros entornos y personas que nos rodean. Primero, como modo de supervivencia y aprendizaje; luego como herramientas para nuestro desarrollo personal, afectivo, educativo, laboral ... y emocional. Muchas veces dependerá del tipo y calidad de esos vínculos iniciales, el modo en que encararemos nuestras vidas y nuestras relaciones. Así, si hemos recibido buenos lazos, comunicación y vínculos con afecto, podremos desarrollarnos mejor y vivir nuestros caminos con amor y alegría. Son esos "hilos rojos" los que nos marcarán para siempre ... Ya más adelante en nuestras experiencias vitales, seremos nosotros los responsables de trazar, establecer y conservar esos vínculos ... esos "hilos" con quienes nos rodean; o con quienes deseamos que estén a nuestro lado. Cuando tenemos problemas para vincularnos, cuando nuestros hilos no son lo suficientemente auténticos o fuertes, entonces su...

Atesoramos momentos ...

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  Luego de mucho tiempo sin escribir, pero no sin emociones que me hayan motivado a hacerlo; retomo esta sana canalización de las cosas que me -y nos- suceden en el hermoso camino de nuestras vidas. En pleno proceso de cambio (literal) de vida, pues estamos iniciando una nueva página en España, con casi toda mi familia nuclear, en estos últimos días se volvieron a manifestar emociones muy intensas y fuertes, que noté me llamaban a los gritos para la reflexión. En eso estaba entre trámites personales y de trabajo, cuando un evento muy trascedente -pero que minimicé por completo- demandó toda mi atención y energía: mi familia me pidió un video recorriendo la casa donde hemos estado viviendo los últimos veinte años, donde nacieron y se criaron mis hijos, y donde nacimos y crecimos como familia. No le dí demasiada importancia al pedido ... hasta que me embargó una profunda emoción mientras iba haciendo el video y relatando las sensaciones y recuerdos que emanaban de lo más profundo de ...

Latencias ...

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Para Anto Caminamos por nuestras vidas con cuestiones, asuntos, problemas, añoranzas ... pendientes; con aspectos y rincones latentes que nuestras personalidades desoyen, silencian o inclusive -algunas veces- reprimen. Recorremos el sendero de nuestra existencia, o parte de él, acarreando esos temas pendientes; que permanecen la mayoría del tiempo en latencia. Adormecidos ... pero presentes en nuestros interiores. Como una espinilla en nuestros pies, cada tanto esas cuestiones nos recuerdan que ahí están, sin resolverse aún pero tampoco sin explotar.  Simplemente existen y nos señalan un aspecto nuestro -o varios- que dejamos frecuentemente de lado. Que mandamos a la sombra de nuestras vidas cotidianas, a los márgenes y fronteras de nuestras existencias. Muchas veces ese mecanismo que desarrollamos alguna vez para eludir el tema, y continuamos desplegando otras tantas para protegernos; en realidad nos engaña ... nos anestesia con un falso olvido ... sin advertirnos de los efectos d...

Ángel

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  Una imagen vale mil palabras ... Una palabra puede animar o lastimar. Un gesto sin palabras revela nuestros pensamientos interiores. Como en la imagen, un espejo de nosotros mismos nos sigue todo el camino que recorremos en la vida... A lo largo de nuestra existencia solemos tener experiencias insólitas, sorpresivas, totalmente inesperadas, o incluso absolutamente increíbles ... unidas todas por un hilo invisible de suerte, oportunidad, gracia, inspiración o ayuda etérea. Muchas veces nos alegramos de salvarnos de un problema mayor por pura suerte de último momento, o encontramos abruptamente la salida a una situación que nos atormentaba durante bastante tiempo; e inclusive hemos salido -sin pensarlo- indemnes de una trapisonda o trampa grave que nos podría haber colocado en la ruina ... cuando no comprometer nuestra integridad física o vida misma. Cuando nos sucede algo así, buscamos una explicación que nunca encontramos ... y terminamos atribuyendo el resultado salvador a la su...

Tiempo ...

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  Ya no tengo tiempo ... escribe en sus versos Mario Andrade . El habla de su tiempo vital restante, con mucha pasión y profunda sabiduría. Habla del tiempo que le queda por vivir, y en consecuencia decide hacerlo con plenitud. Muchas veces nos impactan enormemente esas imágenes de nuestras vidas finitas ... de nuestros caminos que se van consumiendo y no nos damos cuenta. Otras veces, la instantánea es la opuesta: afirmamos que no tenemos tiempo hoy para dedicarnos al presente, porque necesitamos ocuparnos de otras cosas del futuro en este mismo momento . Y decimos entonces, demasiadas veces: hoy no tengo tiempo. En realidad, sí tenemos. Siempre, en todo momento. Aún en las etapas más álgidas, complicadas, enredadas y angustiantes de nuestras vidas ... tenemos tiempo. Tenemos tiempo para decidir una cosa o la otra, para optar por un camino de profundización del stress y del vértigo diario, o no; para elegir postergar eso que nos clama por más tiempo, o continuar dándole excusas. E...

Pequeños gestos ...

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  Vivimos tiempos extraños. La sociedad se prepara para salir de la Pandemia, las restricciones gubernamentales disminuyen, se tiende a una nueva "normalidad" y se palpa claramente una energía contenida en todos los ámbitos. Muchas personas continúan haciendo sus lutos truncos, otros se esfuerzan por recuperarse económicamente, los más jóvenes comienzan otra vez con la presencialidad, el trabajo remoto se modifica según la conveniencia de la organización empresaria ... y también -por primera vez- del propio trabajador. Atrás quedaron paradigmas tan arraigados como -hoy- obsoletos: no es necesario cumplir un horario en un determinado lugar físico para ser productivo y eficiente en la faz laboral. Ni siquiera resulta conveniente. Muchas empresas han dejado sus sedes corporativas, dándoles a sus colaboradores la libertad de producir dónde y del modo que les resulte mejor. La educación perdió -transitoriamente- algunos condimentos propios de las clases con el profesor enfrente, ...

Las apariencias no engañan ...

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    Todos nos plantamos ante la vida, cada día, intentando dar nuestra mejor imagen. Nuestra mejor apariencia, nuestra mejor predisposición, rostro, modales, empatía ... en fin, procuramos relacionarnos de la manera que -consideramos- es más óptima para nosotros mismos y nuestros grupos de relación. Trabajamos cotidianamente con nosotros mismos en búsqueda de aceptar y ser aceptados por nuestros entornos, sean éstos de la naturaleza y especie que sean ... sociales, laborales, afectivos, familiares, deportivos, etc. En todos esos ámbitos tratamos de presentarnos bien. De dar una buena impresión. De agradar y ser de tal modo reconocidos como individuos. Para ello usualmente recorremos un largo camino en nuestro "entrenamiento social" mediante ensayo-error, logros y fracasos, éxitos y frustraciones ... Inclusive, procuramos formar ese perfil externo mediante el jalonamiento de los aspectos positivos o exitosos de nuestros recorridos vitales, en una suerte de encadenamiento de ...

Yo quería ser mayor ...

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  Vivimos en un juego de ajedrez ... hacemos jugadas más o menos riesgosas, conservamos piezas para movidas previstas para más adelante ... tratamos de ganar una partida que ya está establecida ... Desde muy pequeños, y como parte de una herencia cultural que se ha extendido por siglos, recibimos el bombardeo constante y desde todos los ángulos posibles, acerca de lo que debemos ser, lo que debemos hacer y lo que no. Qué está bien y qué no ...  En las primeras etapas de nuestras vidas, quizá como una reminiscencia de los instintos animales que alguna vez tuvimos como métodos de supervivencia, esa dicotomía de lo biueno y lo malo, esa regla de no se puede o sí debés hacerlo de esa forma; nos evita accidentes, lesiones, la muerte misma ... Luego, ese deber-ser impuesto transgeneracionalmente muta en conceptos más refinados, tendientes a la adaptación del individuo a las reglas sociales. Ya no son instrucciones para evitar daños físicos o el compromiso de la supervivencia, sino r...

Hoy tiré viejas hojas ...

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  ... Esas que hablaban del pasado ... como cantaba Nito Mestre Cada tanto nos agarra por sorpresa algún accidente de la vida, algún recodo no previsto en el camino de nuestra experiencia vital, una pérdida, o simplemente el transcurso del tiempo que obliga a cerrar etapas para hacer lugar a nuevos rumbos, nuevos destinos, nuevas ideas e intenciones ... y más temprano que tarde nos encontramos haciendo balances de los tiempos pasados, y proyectos para el por-venir. O también, por el inexorable paso cronológico del tiempo que marca nuestras edades biológicas, sencillamente se impone una revisión y nuevo orden en los muebles de nuestra cabeza ... Siempre admiré la capacidad innata que tiene la gran mayoría de las mujeres, para dar vuelta los muebles de la casa, o de sus locales u oficinas, cada vez que una crisis las obligaba a cambios ... Hay algunas, también, que necesitan ser ellas las protagonistas del descarte o entrega de los muebles de sus lugares de vida, como proceso necesar...

Viviendo Sueños ...

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    Todos perseguimos sueños. Siempre y en todo momento. Desde pequeños anhelamos cosas, viajes, eventos extraordinarios, cuestiones fuera de lo común. Ya más crecidos, en la adolescencia, la sociedad nos entrena para ir jalonando anhelos ... para ir saltando de un sueño a otro. Sea éste tener algún bien material, algún viaje, fiesta o experiencia con mucho marketing ...  Y así vamos por la vida, la gran mayoría de nosotros, en una suerte de carrera de obstáculos; en búsqueda de las "estaciones" que nos darán satisfacción ... sólo mientras las anhelamos, pero cuyos efectos reales y concretos se diluyen ni bien tocamos el objeto del deseo, ni bien arribamos a esa peculiar estación ... Pocas personas logran darse cuenta de la absoluta esterilidad de esta carrera sin fin, alimentada por el consumismo materialista y marketinero, que nunca para y siempre pone por delante de nuestos ojos alguna "estación" nueva ... lejos ... alcanzable pero con sacrificios ... costosa ......